Escribir la resistencia: vivir para contarlo

 


Los cuerpos racializados no solo se narran desde el dolor, también se alejan de la cruda realidad transformando sus propias vivencias en algo digno de contar.


Tomada de Pinterest

    Entre la diversidad de los movimientos sociales de las comunidades racializadas en occidente, se encuentran algunas organizaciones de variada índole que promueven el desarrollo de lugares que albergan relatos compartidos. Historias que emergen en conversaciones distendidas y que se suceden en espacios seguros: entiéndanse como seguros «todos los lugares físicos utilizados de manera transitoria o permanente, con el objetivo de promover el bienestar psicosocial de quienes los habitan.» Estos espacios por lo general son producto de la invitación cada vez más abierta a las personas racializadas para crear en torno a la construcción de un activismo literario y participativo no hegemónico.

    Carear y resistir la supremacía narrativa de occidente es parte de lo que se lee al contar nuestras propias historias. El poder que da una hoja en blanco a la hora de deshacerse del sentimiento que oprime no tiene precio. Para cada persona tiene un valor distinto, pero siempre remueve y nos lleva a repensar el lugar desde donde nos enunciamos.

    Es imperativa la creación de ciclos colectivos para discernir la escritura testimonial, y exponerla desde la certeza de no ser atropellados en el uso del libre albedrío de los razonamientos personales que se escriben en torno a las vivencias como personas racializadas —suele suceder que, al contar nuestras experiencias, la vena herida del privilegio blanco siente la necesidad de defenderse de un atropello inexistente, relegando nuestras voces a un segundo plano—.


Tomada de Pinterest


¿Hacia dónde nos lleva la experiencia de escribir nuestras propias historias?

    Los relatos que escribimos tejen entre sí un enorme telar de conceptos que parten de la oralitura, herramienta ancestral utilizada por nuestros mayores para contarnos el territorio. Si bien, en la diáspora las condiciones cambian de manera rotunda y las historias son distintas, casi siempre desde la opresión sistémica que promueve la distinción de razas, todas ellas terminan encontrándose y compartiendo sentires en territorio migrado, ya sea en primera, segunda o tercera generación.

 Las experiencias de los cuerpos migrados en occidente son de amor y odio a partes desigualesprima lo negativo puesto que la violencia sistémica está configurada para oprimir a los cuerpos no normativos en todos los sentidos, y no lo digo porque tengo boca, lo digo porque yo lo padezco a diario. Si no eres blanco no se te valida con facilidad, y si se te valida, parece ser que es una especie de favor a partir de una cuota visible que conviene.

    Es justo y necesario invitar a las personas racializadas en occidente a encontrarse para escribir al cuerpo, historias en carne viva que merecen ser contadas para la divulgación social dentro y fuera de los colectivos de los que nacen. Incluso, es más importante hacerlo desde el origen, para que aquellos motivados por el arte de escribir accedan al reconocimiento colectivo de los usos del lenguaje propio como tesoro cultural invaluable dentro del territorio, y que encuentren motivos para quedarse en casa y hacer escuela.

 No hay una única manera de escribir, porque no hay una forma estandarizada del lenguaje. Esto, claro está, no tiene nada que ver con la técnica y las cuestiones orto tipográficas, que deberían de ser dominadas por quienes ejercen la escritura desde un ángulo más profesional y que ahora, por la misma transformación del lenguaje, abraza la inclusividad.

Tomada de Pinterest

 

    Recientemente he estado atenta a la actividad del colectivo afrocolombiano Kutusoma creado y dirigido por Daniela Ibargüen, una estudiante de derecho que, en compañía de un grupo de amigos, todos profesionales en distintas áreas, se han propuesto a luchar contra la violencia epistémica. Esta colectiva pone el foco sobre la escritura de corporalidades negras de alrededor del mundo, poco a poco fortaleciendo el contenido de la plataforma con la creación de un club de lectura y encuentros para motivar a jóvenes negros a escribir.

Como escritora y mujer raizal les sigo con cierto guayabo; me hubiera gustado tener un espacio así hace 20 años…  

«Al pensar en la escritura, consideramos que es una de las herramientas más útiles creadas por el ser humano; en un primer momento para poderse comunicar a grandes distancias y en un segundo momento para preservar conocimientos y transmitirlos de generación en generación. A pesar de esto, algunas culturas mantuvieron la oralidad como principal herramienta para transmitir su conocimiento

http://kutusoma.com

Comentarios

Entradas populares de este blog

Narrativas migrantes: Mujeres que escriben